domingo, 3 de enero de 2010

Rufino en La Nación Domingo: "No creo que haya un político perfecto".


SANTIAGO. Una entrevista a Rufino, a propósito del lanzamiento de su libro "Civiles No Identificados", publica hoy La Nación Domingo. El siguiente es el texto:



Los agentes de la Central Nacional de Informaciones (CNI) siempre andaban encubiertos con grandes lentes oscuros, los mismos con los cuales Alejandro Montenegro, más conocido como “Rufino”, los caracterizó en las páginas de la desaparecida Revista Hoy durante la década de los 80, cuando la publicación luchaba por mantenerse frente a la censura que la dictadura imponía a sus artículos, en especial a aquellos que abordaban las violaciones de los derechos humanos y la represión política.
Todos esos “monos” fueron compilados en el libro “Civiles No Identificados”, eufemismo utilizado por los medios de comunicación de entonces para denunciar la acción de los agentes de la CNI que secuestraban y asesinaban opositores a plena luz del día. El texto reúne caricaturas del decenio durante el cual los chilenos sufrieron la crisis del ’82 y la visita del Papa, en 1987.
Rufino (60) es uno de los caricaturistas que, junto con Mico, Pepe Gai (ambos de La Nación), Hervi (La Tercera) y Guillo entre otros, sigue hasta hoy riéndose de la actualidad. Con su trazo preciso, irónico y reflexivo, sigue mostrando con humor lo que muchos piensan y no se atreven a decir de la realidad nacional. Con su libro en la mano, Rufino habla con LND sobre cómo era dibujar “monos” en una época en que hablar demás significaba, literalmente, “una bala en la cabeza”, como él mismo lo explica.
-¿Cómo era la discusión en la Revista Hoy para incluir a estos personajes sin que se les viniera una paliza?
-Nunca nos pusimos a pensar en eso. Éramos bastantes responsables y estábamos muy enojados todos. Había que hacer algo y yo me puse a hacer monos y creo que fui el primero que hizo este tipo monos de Chile. Los primeros del libro, si te fijas, eran más feos y bastante rústicos, pero la idea era decir algo.
-¿Qué tan evidentes eran estos personajes con anteojos oscuros en la calle? ¿O era parte de la caricatura?
-Eran bastante evidentes. O sea, nunca andaban de terno, pero los lentes eran oscuros. Una vez, el gráfico Samuel Mena fotografió a unos tipos disparando en una población con escopetas de repetición, de esas que llamaban pajeras. Había un auto, tres tipos abajo de él, otro arriba y otro más allá y, los cinco, vestidos de jeans y camisa, usaban religiosamente los anteojos oscuros. Yo los uniformé, pero andaban con lentes oscuros. Eran civiles no identificados, tal cual, porque nadie se hacía cargo de lo que hacían ellos, las patentes de los autos no existían.
-Doy por hecho que más de una vez sufrió seguimientos...
-Afortunadamente para nosotros, porque nos habríamos asustado más de lo que estábamos, don Emilio Filippi Muratto, el director de la revista, era una especie de pararrayos de ese tipo de cuestiones y frenaba muchas cosas. Él recibía la mayoría de los llamados y nunca nos contó a nosotros. Por ejemplo, a la Pata (Patricia) Verdugo la llamaban a la casa para amenazarla, pero los llamados a la revista y los recados que daban los ministros nunca nos llegaron a nosotros. Él los absorbía para él. A mí, afortunadamente, nunca me llamaron a la casa.
-Este libro es al mismo tiempo una recopilación del vocabulario de la época, con términos como Estado de sitio, apremios ilegítimos, vende patria, artículo octavo…
-Jajaja, ¡no me lo recuerdes! Sin duda que este libro apunta, más bien, a la gente que vivió ese tiempo. Es como la serie de los 80, que yo no me atreví a verla porque me deprimía mucho. Te juro, en cada 11 de septiembre, cuando dan películas o reportajes, trato de borrarme, me voy para otro lado, me consigo una película, porque me deprimo automáticamente y eso que no soy un gallo fácil de deprimir. Pero me jode, porque no me gusta, porque empiezo a acordarme de las angustias y de los miedos.
-¿Qué miedo fue el peor en esa época?
-El miedo más grande fue cuando me detuvieron el 15 de septiembre de 1973 y estuvieron a punto de fusilarme. Eso no tenía que ver con la revista, ni con los monos, ni nada. Teóricamente habían disparado desde la pensión donde yo vivía y había unos papelitos que decía que yo era dirigente estudiantil del PS y encontraron una pistola. No sacaba nada con explicar que yo no tenía que ver con la pistola y que no se había disparado desde la pensión.
-En la página 11, uno de los agentes que tiene esposado a un cura, es igualito a Álvaro Corbalán. ¿Es casual?
-Es probable, pero no recuerdo si él ya era tan público en 1983. A veces me daba esos lujitos de poner caras de esos conocidos, que me costaron que ahora esté viejo, pelado y pobre (se ríe), pero estoy súper orgulloso en todo caso. En ese tiempo estábamos muy enojados, muy molestos con la situación y no estoy tan seguro de que esto (los dibujos) haya sido planificado o pensado. No tenía conciencia de la importancia de lo que estábamos haciendo. Salía no más.
-¿Cómo era hacer humor en una época en que se cometían crímenes como el de Tucapel Jiménez o el caso degollados?
- Había que ser sutil para que no te llegara un balazo en la cabeza, pero había que no ser tan sutil para que la gente entendiera qué era lo que querías decirle. Era una cosa extraña.
-¿Cuántos de esos monos fueron censurados o tuvo que rehacerlos?
-Lo que existía en esa época era un personaje encargado de la censura en el Diego Portales, al que había que mandarle un print de toda la revista para que la revisara. Cuando cayeron por la censura Cauce, Apsi y nosotros (Hoy), sencillamente nos volaban la página y se acababa. No era “saquen esta palabrita”. La censura duraba tres meses y se publicaban páginas en blanco, lecturas de mono sin foto o fotos sin lectura, notas sin título o párrafos enteros que no estaban. Era así de brusco y después se dieron cuenta de que la forma en que enfrentábamos la censura también era provocativa. Después nos obligaron a eliminar los espacios en blanco, para que se notara menos que había información que no estaba. En la década de los 90 me pasó una anécdota: cuando hice unos trabajos para la Secretaría General de Gobierno, de pronto estaba en una oficina que tenía dos escritorios, lado a lado a un metro de distancia, donde todavía estaba la secretaria que llevaba la revista para la censura y la otra secretaria que la recibía después de aplicada la censura. Muy yuntas y amigas.
-¿Recuerda a algún ministro o algún personaje que le haya tenido más animosidad a la revista y sus monos?
-La Mónica Madariaga alguna vez hizo un comentario sobre mí, que me pareció bastante amenazante, pero capaz que no haya sido ella. Un periodista le preguntó por algún mono que había hecho yo, no recuerdo cuál, y ella respondió: “¡Muy simpático ese niño Rufino!” (se ríe). Y claro, en ese minuto cualquier cosa que dijeran de parte de ese lado del poder, uno lo sentía como una amenaza. A lo mejor efectivamente me encontraba simpático, pero yo nunca la conocí.
-En la página 123 hay una frase que dice “¿te habís puesto a pensar cómo se verá todo… sin anteojos oscuros?”. A su juicio, ¿la justicia ha sido efectiva con estos personajes?
-No, para nada. Hay muchos que han pasado piola. Muchos. De hecho, en el caso Frei, si la familia no se hubiera empecinado en investigar su muerte, lo más probable es que hubiera pasado piola. No eran tan relevantes, pero eran dos agentes de la CNI. Los gallos más públicos como Álvaro Corbalán, Pedro Espinoza, Manuel Contreras, que tenían responsabilidad pública y política, obviamente están presos, pero la mayoría, no.
-Con los monos que hace ahora, ¿con qué se divierte más: la Concertación o la derecha?
-Con todos. Hay que sacarles la cresta a todos por parejo no más. No creo que haya un político perfecto o un funcionario perfecto o un sistema político perfecto. Todo da pie para agarrar un ratito para el chuleteo, que no es tan grave... Me va a costar una oreja, el ojo y el coco del mismo lado decirte esto, pero esos tiempos épicos tan dramáticos ya no están. Entonces, puedo agarrarlos perfectamente para el chuleteo a todos, desde el PC hasta la UDI, sin problemas de conciencia para mí. No creo que esté molestando mucho a nadie. //LND

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