domingo, 26 de abril de 2009

Misas en Concepción y Santiago por Quintín Oyarzo (1950-2009).





CONCEPCION. El martes 12 de mayo de 2009 se realizó en Concepción una misa en memoria del periodista Quintín Oyarzo, recientemente fallecido. A continuación el texto escrito por uno de sus amigos, el periodista Remijio Chamorro:
Crónica para un periodista y amigo.

Quintín fue despedido en una luminosa mañana del domingo 26 en Santiago, en la Iglesia la Anunciación, Providencia , cerca de la que fue por muchos años su residencia. Y más tarde en el Cementerio Católico de Recoleta, en el cinerario. En ambos recintos se hicieron presente numerosos amigos, relaciones, familiares y gente de prensa escrita, de radio, televisión e instituciones diversas.

Durante la misa el periodista Nelson Escobar Osses entregó un testimonio que dibujó las ricas facetas humanas y las capacidades profesionales de este hombre que también residiera en Punta arenas, Chiloé y Puerto Montt.

En tanto, en una parte central de la liturgia, el sacerdote Manuel Hevia, que antes sirviera en la zona de Concepción y que fuera virtual amigo de Oyarzo, llamó a todos los periodistas presentes para que lo acompañaran en el altar. Allí, invocando la figura de Quintín y el amor cristiano, pidió a todos ellos, se tomaran de las manos y las izaran en señal de hermandad y cercanía con el espíritu del estimado y sabio reportero. Fueron instantes profundamente emotivos, en especial para la gente del periodismo. Asimismo, recordando palabras de Berthold Brecht, el sacerdote dijo que Quintín fue de los imprescindibles.

Más tarde el féretro fue retirado en medio de los aplausos que irrumpieron de entre los asistentes a la parroquia, en signo inequívoco de admiración por este personaje de gran versatilidad, incluido su fuerte rigor por el buen trabajo periodístico.

La presencia de gran cantidad de amigos, relaciones y profesionales que acompañaron a Oyarzo Leiva pareció un legítimo homenaje a quien se dedicara durante tres décadas y media al mundo del periodismo desde que llegó a nuestra zona (Concepción) a comienzos de la década del 70 desde Puerto Montt, tierra que lo acogió durante parte de su juventud, a estudiar periodismo en la Universidad de Concepción.

Que pareció dotado, como lo recordaron los colegas, de enorme fuerza, perseverancia y metodologías para buscar y trabajar la noticia, para establecer la verdad a fondo de cada acontecimiento que debió cubrir. Que en cada medio informativo donde estuvo desplegó esfuerzos sin reconocer horarios.

Quintín siempre pareció andar a 180 kilómetros no sólo en su trabajo, sino también en su cercanía humana. O combinando ambos componentes. La zona de Concepción, sus colegas y más de alguna institución le han debido por largo tiempo un homenaje por su valentía por hacer periodismo auténtico a favor de los derechos humanos. También por su proximidad en el tema de los mineros del carbón, del sindicalismo y otros valores sociales que hablaban de su sensibilidad humanista.

Igualmente, por la defensa del nombre de la propia Iglesia Católica y sus representantes, cuando ella, a través de voces inspiradas, como las del ex Arzobispo de Concepción monseñor José Manuel Santos Ascarza y el obispo (actual Presidente de la Conferencia Episcopal) monseñor Alejandro Goic, con quienes se relacionó cuando colaboró en el Arzobispado, se vio atacada en una época pasada. Sobre todo cuando los líderes católicos emergían con potente palabra de denuncia y solidaridad con las familias de los perseguidos o asesinados, o con las víctimas mismas.

Pero además, conjuntamente con su matizado sentido del humor, Oyarzo Leiva entregó amistad, mezclando irreverencia y alegría. Quintín, en el ámbito familiar deja a su esposa, la destacada docente de matemáticas Gabriela Tapia, a su hijo Francisco y a su hermana Onesima, residente en la Isla de Chiloé.

En Concepción, trabajó en el ex Diario Color, colaboró en el antiguo vespertino Crónica y fue reportero de primera línea durante quince años de El Sur. Asimismo fue corresponsal deportivo de La Tercera, jefe de prensa de la ex Radio Regional y encargado de Comunicaciones del Arzobispado, así como redactor de un importante y audaz programa radial de la Iglesia en los duros tiempos de la dictadura.

Desde la ciudad penquista se trasladó a Santiago en marzo de 1992 para asumir como editor nocturno del diario La Nación, sub editor de economía, editor de crónica, tareas en las que permaneció por espacio de una década. En esa etapa de plena madurez en el trabajo periodístico dejó grandes lecciones, reconocidas hasta hoy por profesionales antiguos y jóvenes. En la capital trabajó, asimismo, como editor de la Agencia Orbe y asesor del Ministerio de Defensa y en primeraplana.cl, portal que fundó y dirigió. También editaba un informe de prensa que, preparado por el mismo por las madrugadas que durante largo tiempo ofrecía día a día por vía computacional. Su enorme pasión por el periodismo hizo incluso que editara su último servicio 48 horas antes de fallecer.

Personaje amistoso. Sincero y querido. Que en el momento que dejó diario El Sur y estuviera por última vez en la sala de Redacción, fue despedido con un afectuoso y sostenido aplauso por los demás periodistas presentes. Esta vez, a los aplausos siguió el silencio, signo de lamento entre los colegas por su partida a la capital.

Sureño de amor profundo por sus orígenes que ahora retorna a Punta Arenas de la infancia, donde al igual que en las demás ciudades donde tuviera sus hitos existenciales, como en el mismo Concepción, con seguridad rondará su espíritu de gran periodista y gran persona.

Remijio Chamorro Rodríguez, Periodista
Concepción, martes 28 de abril de 2009
NEWSLETTER DEL COLEGIO DE PERIODISTAS:
Con emotiva misa en Concepción, colegas y amigos recordaron a Quintín Oyarzo .

Por momentos, la lluvia fue muy intensa. Quizás si fuese la presencia de Quintín que rondaba en la capilla de la Pastoral de los Trabajadores el mediodía del 12 de mayo. Hacía poco más de dos semanas que el colega Quintín Oyarzo Leiva había fallecido en Santiago, y un grupo de amigos, colegas, dirigentes sociales y sindicales, decidió reunirse en Concepción para recordar a quien conocieron en el reporteo o con quien compartieron numerosas jornadas de solidaridad, de vigilia, de larga espera por la noticia.

Enrique Moreno, sacerdote y periodista, fue quien ofició la emotiva misa. Afuera caía la lluvia, pero en la capilla el ambiente era cálido y lleno de recuerdos. “Cuando supe la noticia me impactó profundamente, no me lo esperaba”, comentó Enrique a los asistentes y luego los invitó a compartir sus recuerdos, reflexiones, vivencias sobre Quintín.

Fueron varios los que quisieron expresar sus sentimientos. Como el periodista Nelson Escobar, que además fue su compadre. Nelson habló de sus cualidades como amigo, de la acogida que brindaba en su hogar y de su apego a la verdad.

Ricardo Barrenechea, ex sindicalista del petróleo recordó una frase que Quintín siempre repetía: “Cuando el barco está en una tormenta no hay que preguntarse qué hacer, hay que hacerlo”, dijo para graficar de alguna forma lo que movía a Quintín Oyarzo.

Palabras similares de afecto y reconocimiento tuvieron el ex sindicalista Roberto Arredondo, y los colegas Remijio Chamorro y José Miguel Concha.

Al retomar la palabra, Enrique Moreno afirmó que Quintín era de los que le tenía alergia al poder “ y qué bueno tenerle alergia al poder, a todo tipo de poder. Con Quintín éramos cómplices en algunas cosas, la defensa de la vida y la preocupación primordial por el ser humano, eran las principales”. La misa terminó con más recuerdos, saludos y reencuentros. Todo eso, mientras la lluvia seguía cayendo aquella tarde de mayo en Concepción.
DIARIO "EL SUR", CONCEPCIÓN :
Emotivos recuerdos hubo en la misa en memoria de periodista Quintín Oyarzo

En una misa oficiada por el sacerdote y periodista Enrique Moreno Laval en la Pastoral Social del Arzobispado de Concepción, fue recordado ayer con emoción el periodista Quintín Oyarzo Leiva fallecido el 24 de abril en Santiago.

Al oficio religioso en su memoria asistieron su viuda Gabriela, colegas y amigos, dirigentes sindicales y políticos, muchos de ellos también entrañables amigos del conocido periodista que trabajó cerca de quince años en EL Sur. Su valentía, su amor inclaudicable por la verdad, su labor social, su lucha por la democracia y hasta su singular humor y picardía fueron recordados con sentidos testimonios. También lo recordó otro de sus amigos, el propio sacerdote Enrique Moreno Laval que viajó desde la capital al homenaje de Concepción a Quintín, con quien trabajó en un programa de la Iglesia.
BLOG DE LOS DOCENTES DE PERIODISMO, UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN:
Hoy se realizó una misa in memoriam del periodista Quintín Oyarzo, fallecido la semana pasada en Santiago. Me pesa no haber estado allí, mi posteo tómese como un mea culpa. No fui amigo de Quintín, él tampoco me consideró como tal, mas nos estimamos. Lo recuerdo como mi alumno, singular por cierto, pues en 1989 cuando se reabre la carrrera de Periodismo, él estuvo entre quienes vinieron para realizar un trabajo de seminario y obtener el título de Periodista otorgado por la Universidad de Concepción, que como estudiantes se les adeudaba desde 1973. El bueno de Quintín escribió, junto con Guillermo Sandoval, un seminario sobre marketing político que, tómenlo como una auto referencia necesaria, yo dirigí. Ambos habían sido alumnos de nuestra carrera hasta cuando ésta fue interrumpida en su normal desarrollo.

Quintín Oyarzo fue un periodista destacado en un tiempo turbulento. Lo recuerdo siempre ligado a la permanente, a veces soterrada, lucha de los periodistas para retornar al régimen democrático. Habitualmente sonreía de una manera que daba a entender a sus interlocutores que él tenía “la última” anotada en su libreta. Casi siempre estaba allí garrapateada. Entre sus escritos recuerdo la narración que escribió para EL Sur, sobre la inmolación por fuego de Sebastián Acevedo en las gradas de la puerta del templo Catedral penquista, para otorgar fuerza a una pregunta fundamental para él, ¿dónde tienen presos a mis hijos?. Siempre he pensado que ese relato debiera estar en una antología de escritos periodísticos de Concepción. Más de alguna vez se lo dije a Quintín, sólo sonreía como debe hacerlo ahora en el lugar en que creo que está y al que va, me han dicho, sólo la buena gente. Que descanse, estoy seguro, sin embargo, que no deja de observar el más mínimo detalle y hasta es muy posible que tome notas…
Hugo Olea M

SANTIAGO (Por Gilberto Villarroel). Con espontáneos aplausos fue despedido este domingo 26 de abril el periodista Quintín Oyarzo (1950-2009), al término de la misa fúnebre realizada en la Parroquia Universitaria. Asistieron familiares, personalidades públicas como el ex Intendente de Santiago, Víctor Barrueto, destacados periodistas como Alberto "Gato" Gamboa y Manuel Salazar y amigos y compañeros de trabajo de toda la vida de Santiago y Concepción. El cuerpo de Quintín fue trasladado después a la capilla del crematorio del Cementerio Católico. Sus cenizas serán enviadas a Punta Arenas, el lugar donde nació hace 58 años (en octubre habría cumplido los 59).
Durante los próximos días, en fecha todavía por confirmar, se realizará una misa dedicada a su memoria en Concepción, ciudad donde pasó buena parte de su vida, como estudiante y luego como periodista.
Su viuda, Gaby, y su hijo, Francisco, han seguido recibiendo muestras de cariño tanto en persona como a través de notas publicadas en la prensa escrita, en radio, en Facebook y en blogs como éste. Aquí van algunas:
MÓNICA SILVA ANDRADE, en Diario "El Sur" de Concepción, en nota publicada el 29 de abril de 2009:
QUINTIN OYARZO LEIVA
Con la ironía, y a veces el sarcasmo que solía usar, desecharía las palabras en su homenaje. No las creería. Lo que sí le gustaría es que le reiteráramos que fue, por sobre todo, un amigo generoso, leal y afectuoso. Lo de buen profesional está casi de más, lo comprobaron los lectores de El Sur, de La Nación, donde se desempeñó; las instituciones donde trabajó, pero sobre todo las nuevas generaciones de profesionales que se formaron a su lado y que en el momento de su partida reconocieron al periodista de la vieja escuela, empeñado siempre en su misión de servicio a través del ejercicio responsable y sobre todo veraz del periodismo.

En Quintín evocamos también al periodista valiente y comprometido con la justicia y la verdad en momentos muy duros de la patria, el que supo asumir frentes noticiosos conflictivos y hurgar siempre más allá de los contenidos oficiales. Valoramos, como dijo el padre Manuel Hervia, oficiante en su misa de despedida en la parroquia La Anunciación de Santiago, su preocupación permanente por los destinos de la Iglesia Católica cuando desde todos los frentes era atacada con vehemencia. El también sufrió esos embates.

Quintín luchó denodadamente en su profesión y en su vida personal. Por ser mejor, por obtener buena información, acabada y plural. Supo lo que era caer muchas veces y volver a levantarse. Por vencer a la enfermedad que lo atacó hace largos años y que, sin embargo, no le impidió trabajar hasta el final.

Fue afortunado en el amor. Hace 30 años contrajo matrimonio con Gabriela Tapia Aqueveque, quien supo apoyarlo, confortarlo, comprenderlo, querer a sus amigos y amigas como el mismo Quintín lo hizo. Su único hijo Francisco es ya un profesional.

Lo recordamos con pena, por la ausencia; echaremos de menos sus bromas descarnadas; faltará al café donde analizábamos la política contingente, o los libros que habíamos leído; también algunas veces las fuertes discusiones; pero al mismo tiempo lo haremos con alegría recordando todos los momentos que constituyeron estas tres décadas de amistad y trabajo.

Margueritte Yourcenar le hace decir al emperador Adriano en ese libro memorable que son “Las Memorias de Adriano”, cuando siente que se aproxima el final “mínima alma mía, tierna y flotante, huésped y compañera de mi cuerpo, descenderás a esos parajes pálidos, rígidos y desnudos, donde habrás de renunciar a los juegos de antaño. Todavía un instante miremos juntos las riberas familiares, los objetos que sin duda no volveremos a ver….Tratemos de entrar en la muerte con los ojos abiertos”. Esperamos que Quintín, como buen periodista, haya entrado en la muerte con los ojos abiertos y quien sabe si frente a Dios pudiera hacerle la gran pregunta :¿por qué? , por y pese a todo, siempre creí y confié en su bondad y misericordia (Mónica Silva Andrade).

NELSON ESCOBAR, PERIODISTA, en una despedida que leyó durante la misa fúnebre:
Querido amigo Quintín:

No es fácil hilvanar ideas para entregar un testimonio de tu vida y de tu paso por esta tierra a la que tanto amaste, ligada desde muy temprano a Punta Arenas, donde quedarán tus cenizas; a Chiloé, donde pasaste parte importante de tu existencia; a Puerto Montt, en que viviste tu juventud; a Concepción, donde te iniciaste como periodista y, finalmente, aquí en Santiago, ciudad en la que te realizaste como profesional de las comunicaciones y donde te sorprendió también la muerte.

Algunos de los que estamos hoy aquí te conocimos cuando recién dabas tus primeros pasos en el apasionante mundo del periodismo y fuimos testigos de tu gran entusiasmo, de tu empuje y de tu inclaudicable búsqueda de la verdad.

Nos dejas a una edad en que pareciera que quedan muchas cosas por hacer, pero, en tu caso, se puede decir que te vas con la tarea cumplida. De ello pueden dar fe no sólo Gaby, tu querida esposa, sino también Francisco, ya un exitoso profesional y una gran mayoría de quienes te acompañamos esta mañana en esta dolorosa partida.

Muchas virtudes adornaron tu existencia, pero, sin duda, resaltan con luces propias tu apego a la verdad, tu vigorosa y permanente defensa de los derechos humanos y tu entrega hacia los demás.

Marcaste toda una época como un ejemplo de reportero, por tu sagacidad, tu acuciosidad y tu profesionalismo a toda prueba.

La amistad fue un valor que repartiste a raudales y que, de una u otra forma, alcanzó a muchos de los que estamos hoy aquí. Las puertas de tu casa, en Concepción y en Santiago estuvieron siempre abiertas para acoger a todos quienes quisieran, sin distingos de ninguna clase.

En tiempos difíciles de nuestro país, te la jugaste por entero por la justicia y la verdad, lo que quedó reflejado en muchas de las crónicas publicadas en los medios que trabajaste y que hoy son historia.

Fuiste, sin duda, una buena persona y un mejor amigo. En mi caso, tuve la suerte de ser, además, tu compadre y compartir hermosos momentos de nuestras vidas, como tu unión con Gaby, el nacimiento de Francisco y ser testigos de su exitosa trayectoria, primero como estudiante y ahora como todo un ingeniero.

Ya se apagó la llama de tu paso por esta tierra, pero no te quepa la menor duda que su luz alumbrará por mucho tiempo más.

En los próximos días haremos una misa en tu memoria en Concepción y, no te quepa duda, que allí estarán muchos de quienes te conocieron, te quisieron y no pudieron acompañarte esta mañana. Será otro momento para recordarte, para pedir a Dios por tu alma, para rogar por Gabriela, por Francisco y por tu hermana Nelly. Será también un instante para la reflexión y para darle gracias por haber tenido la oportunidad de ser parte de tu vida.

Querido amigo. Descansa en paz.

MARCELO CASTILLO, La Nación, escribió en la página editorial una columna titulada "Quintín, eras un carajo… pero cuánto aprendimos contigo" :
No voy a decir cosas lindas ahora que murió Quintín Oyarzo. Él no se merece la lisonja de un funeral. Se merece los honores de un gran periodista.
Fue mi editor nocturno en este mismo diario, cuando yo era un reportero que trabajaba de sol a luna. Todo el mundo temblaba cuando Quintín rugía al acercarse la hora de cierre a la medianoche. Lo vi también muchas veces en el reporteo. Hacía unas preguntas quemantes sin arrugarse, pero sin odio, sin violencia, sólo con inteligencia.
Era drástico cuando no le gustaba lo que escribían los periodistas. Recuerdo que un día le dijo a Marina Teitelboim algo así como "yo creo que no sirves para esto". Ella era la hija de nuestro gran escritor y dirigente comunista Volodia. Ella venía de criarse en ruso y el español no era lo suyo, a pesar de su gran voluntad e inteligencia. Gracias a Quintín hoy Chile tiene una gran diplomática.
Se va uno de los nuestros, de una generación de periodistas que no temía al debate franco, al intercambio de ideas, a tener la camiseta puesta, cuando el periodismo estaba claramente definido como un servicio a los lectores y no como una caricia al ego personal.






DIARIO "EL SUR", CONCEPCIÓN:



El reconocido periodista Quintín Oyarzo Leiva falleció anoche tras una larga enfermedad. El profesional, que actualmente se desempeñaba como asesor del Ministerio de Defensa, se desempeñó en Diario El Sur y hasta hace un tiempo colaboró con el cuerpo de Reportajes de esta casa periodística. También trabajó en el Arzobispado y fue director de varios medios. Estudió en la Universidad de Concepción.






IVÁN BUENO, PERIODISTA:



Lamento lo de Quintín..gran editor nocturno...lo conocí en La Nación y conocí de su sencillez, picardía y simpatía de la gente sureña, ..a poco de conocernos me invitó a su casa, donde cené un banquete gourmet y oí de sus increíbles historias, de sus pitutos y sus frases..Mala cosa. Cada día se pierde alguien querido....






PAUL WALDER, PERIODISTA:



Estoy sorprendido...y asustado.






RENATO LEYTON, PERIODISTA:



"Alcemos nuestras copas y bebamos, cantando. ¡A la salud de todos los amores!¡A la salud del pueblo, trabajando". ¡Buen viaje, Quintín!
MARIO PARADA, PERIODISTA DEL PORTAL PRIMERA PLANA:
Este viernes 24 de abril falleció nuestro colega Quintín Oyarzo Leiva (1950-2009). Su muerte enluta hoy no sólo a Gabriela, su esposa, y a Francisco, su hijo, sino que también afecta al periodismo nacional. Durante su larga trayectoria profesional trabajó en diversos medios y contribuyó a la formación de varias generaciones de reporteros. Yo soy uno de ellos. Aunque trabajábamos en diarios distintos, tuve la oportunidad de compartir reporteo y amistad con Quintín. Para él son estas líneas.

Se ha ido Quintín Oyarzo Leiva, Quintín para los amigos. Lo conocí en 1994, cuando yo iniciaba mis labores como reportero titular de El Mercurio en el sector laboral y Quintín trabajaba en la sección de Economía del diario La Nación. Desde entonces compartí muchas jornadas -periodísticas y de las otras- con él. Fue para mí un colega, un amigo, un hermano y, por sobre todo, un gran maestro.

Juntos reporteamos cientos de conferencias de prensa y cubrimos marchas, elecciones sindicales, huelgas varias y negociaciones del sector público. Siempre tenía un dato o una cuña propia, logrados en el pasillo, en la calle o a la salida de una reunión que no le interesaba a nadie. Pero ahí estaba Quintín, con su grabadora siempre lista, la libreta en ristre y la pregunta precisa.
Tenía un gran olfato para las noticias, escribía como los dioses y su amplio conocimiento de muchas materias le permitía asociar datos, hechos y personajes. Era difícil pillarlo. “Existe un solo animal que es más peligroso que el tiburón blanco: un periodista con buena memoria”, era una de sus máximas más frecuentes. Se distinguió por ser un reportero riguroso y un editor implacable, exigente y a veces cascarrabias.

Era también un anfitrión generoso y dedicado. A mí y a otros colegas nos abrió las puertas de su hogar y su familia. Su casa fue durante muchos años centro de reunión obligado para el grupo de periodistas laborales del cual fuimos parte. Eximio cocinero, era capaz de improvisar guisos y caldos con la misma rapidez con que paraba una crónica. Y le quedaban igual de buenos.
Tuvimos largas tertulias en la cocina de su departamento y en la barra del Berri. A veces nos convocaba por teléfono a compartir una porotada a la hora de almuerzo, donde el tema central casi siempre eran las noticias. Quintín vibraba con ellas y vivía el periodismo las 24 horas del día. Llevaba, como el mismo decía, la tinta en la sangre.

El diario El Sur, Radio Chilena, el Arzobispado de Concepción, La Nación y la agencia Orbe fueron parte de su largo recorrido profesional. Cubrió política, policía, laboral, economía y defensa, este último sector uno de sus favoritos y donde se movía como pez en el agua. Su última estación fue primeraplana.cl, portal que fundó y dirigió con la pasión periodística de siempre.

Querido amigo y colega, lamento tu partida y creo que estas líneas son mezquinas para agradecer tu amistad y lo mucho que aprendí de ti. Te fuiste a buscar nuevas noticias, que espero me cuentes cuando nos reencontremos más allá de este mundo profano.

Recibe un gran abrazo Quintín. Descansa en paz., hermano.

ALICIA ARAVENA, en Carta Abierta enviada al diario "La Nación", de Santiago:

Carta abierta
Querido Quintín:

Con profundo dolor y sorpresa me he enterado de tu partida.
Te recordé sonriente con tu vozarrón llamándome de un lado a otro, de esa crónica estupenda que teníamos en La Nación de esos años: “¡¡¡Soldado Aravena!!!”.
Nadie vibró tanto como tú, cuando me nombraron periodista a cargo del sector Defensa. Te diste el tiempo y la paciencia de explicarme, contarme y enseñarme todo lo que sabías y que tan bien manejabas.
Me abriste puertas y orientaste mi camino. Me estimulaste siempre a no decaer en un área tan difícil de abordar en aquellos primeros años de la Democracia.
Fuiste un hombre generoso en afectos y en enseñanzas, amigo de tus amigos, siempre presente y solidario, como en tantos viajes que compartimos en Chile y en el extranjero.
Querido Quintín, te recuerdo junto a Gabriel Freire y Manuel Villar. Un trío de temer que dio alma e identidad a La Nación de aquellos años, donde aprendíamos unos de otros, haciendo de todo, generando con ello la mejor de las Escuelas. Ahí me enamoré de esta profesión.
Te recordaré siempre, con tu radio chica al oído, tu grabadora eterna y tus madrugadas de radio, siempre con el último dato, el boletín actualizado, el despacho al día de cada tema.
Muchas veces te lo dije, pero hoy lo reitero: Gracias, querido amigo, por haber cruzado nuestros caminos en esta vida, donde has dejado una huella significativa en nuestros corazones.
Con gran afecto, Alicia Aravena.
FOTOS: Gilberto Villarroel. LECTURAS:
1.Espontáneos aplausos dentro y fuera de la iglesia, en Providencia, para despedir a Quintín.
2.La familia y los amigos lo despiden en la capilla del crematorio del Cementerio Católico, en Recoleta.
3.Amigos y familiares durante la misa en Providencia.



3 comentarios:

Tgutierr dijo...

Cuando yo estaba en "El Unicornio Azul" en Playa Blanca, en tardes de frío, llegaba hasta allá mi Amigo Quintín, hablar de miles de cosas, pero su conversación principal era recordar nuestra militancia en el MAPU, acordarnos de muchos compañeros de ideales compartidos, por eso y muchas cosas más, es que el saber de su partida fue un duro golpe para mí.
Gaby, estamos contigo a la distancia y cuando el 20 de mayo recordemos los 40 Años de la fundación del MAPU, Quintín tendrá su espacio en ese encuentro, como lo que siempre fue. Un Gran Compañero y un Gran Amigo
Tito Gutiérrez

Unknown dijo...

Quintín, gran compañero, de conversación entretenida, siempre con la disposición fraternal, de acercarse y estar con uno. Sólo te adelantaste en tu partida. La verde esperanza con su estrella roja tendrá siempre algún momento para recordarte.
¡¡¡¡tiiiirame la M.....!!!!
Adios
Norman Ardouin

Rotary Club Chillán Oriente dijo...

Compartí con Quintin en un remoto lugar de este planeta llamado Baharain, Medio Oriente. Eso fue en 1996, y desde entonces lo consideré no sólo mi colega, sino también un amigo, y de los buenos. Te recuerdo probándote trajes árabes, tratando de pasar por paisano, pero también nuestra última conversación tranquila, amena, hace algunos años en Chillán, cenando en la Fuente Alemana.
Hago llegar a su familia un saludo cariñoso a la distancia en este momento de tristeza.
Yo estaba fuera del país al momento de la partida de nuestro amigo el pasado viernes, y deseo participar en la misa que se hará en Concepción . Por favor avisenme cuándo, en qué templo y a qué hora se efectuará. Necesito estar presente. Mi correo de contacto es: director@ladiscusion.cl

Mil gracias. Hasta siempre Quintín.

Russel Cabrera P.